Cuando la ética se deja de lado para conseguir ciertos objetivos empresariales, el precio que paga la compañía puede ser muy elevado. No se trata solamente de los riesgos reputacionales que algunos comportamientos pueden generar, sino también de cuestiones como la productividad o la fidelidad de los empleados.
Vía Genelva Echavarri (LinkedIn)
Via MyKLogica
Interesante el estudio al que hace referencia el artículo y las consecuencias de las malas prácticas, entre otras:
- Las empresas que permiten malas prácticas obtienen peores resultados.
- Los jefes que mienten o toleran malas prácticas, se convierten a su vez en víctimas de las mismas.
- El número de colaboradores (buenos) que desean cambiar de equipo es significativamente mayor cuando se dan malas prácticas.