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“Porque detrás de cada persona se esconde otra. Quizás más bella, quizás más nueva, quizás la tuya” dice Federico Moccia.

“Siento miedo pero no quiero saber por qué. Veremos si tapándonos los ojos se pasa“.

Es una frase que nos repetimos una y otra vez, de alguna manera en nuestro día a día.

Sientes miedo porque se va esa persona, siento miedo porque no sé si lo podré conseguir, sienten miedo ante lo nuevo que la vida les ofrece, sientes miedo porque sabes que la quieres, siento miedo porque sé que es la oportunidad de mi vida….

Mi cicatriz será el punto de partida de un mapa nuevo en mi cuerpo, un mapa que lleva a mí misma, sin más cimas que las que yo dibuje, sin más mares que los que me atreva a surcar para llegar a mi sueño. Y cada vez que la mire, sabré que he llegado. Más cansada, más dolorida, más gastada por el uso de mis días, pero infinitamente orgullosa de haber soportado la presión y ganado la batalla. Me recordará cómo he cambiado para soportarlo.

Cómo he tenido que inventar historias hermosas para llegar sin partirme en dos, cómo me he sujetado a mí misma para no caer en un marasmo de angustia y perder mi norte…

Me recordará que yo tengo la brújula y marco el camino. Que cuando quiero soy grande, enorme, increíble… Que todos los somos si queremos y lo creemos. Y le daré las gracias. Por estar. Por existir. Por encontrar en mí la prueba definitiva de que estoy viva y a punto para continuar. Por marcar un punto y parte en mi camino, una cordillera que separa lo vivido, un antes y un después en mi aprendizaje, en la necesidad de conocerme y amarme.

Para que no vuelva sobre mis pasos y pierda fuerza.

Para que no pierda la confianza…

Para que nunca más corra el riesgo de olvidar quién soy.