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Olvidar el zarpazo y quedarse con el proceso de superación que nos conllevó cerrar la herida. Olvidar las malas caras y las malas intenciones y quedarse con el resultado del proceso, nosotros ahora, nuestra versión mejorada. Somos el resultado de todos esos golpes. Y no recrearse en la caída, mejor recordar la bravura que tuvimos al levantarnos. La valentía, la fuerza, las ganas…
A menudo, me doy cuenta de que he perdido mucho tiempo pensando en el pasado. Dando vueltas y más vueltas a ideas repetidas y recalentadas. Sin tener el consuelo de buscar en ellas nada nuevo, sin esperar respuesta, sin aspirar a añadir nada que, terminado ese proceso, fuera a ser útil. Recordamos mal, a veces.…
Por Merce Roura @merceroura Siempre ha pensado que la educación es aquello que hace que al final no importe de dónde vienes, sino a dónde vas. La forma más inteligente de justicia social, la que pe…
7 segundos... Ese el tiempo del que disponemos para impactar en los demás la primera vez que nos ven... ¿Poco tiempo? cierto, por ello vale la pena aprovecharlo y atinar... Conocernos lo suficiente como para saber qué mensaje estamos dando a los demás sobre actitud, aptitud y valores. Descubrir si la imagen que damos es…
Me preguntaban el otro día qué quería ser de mayor. Hace un tiempo, no mucho, hubiera respondido hablando de mi familia y mi trabajo, de cómo quiero evolucionar como ser humano y arreglar mis carencias. Sin embargo, el otro día, hurgué en mí y respondí que quería llegar a ser una persona con menos apegos,…
A veces, creo que nos asusta más triunfar que seguir en la casilla de salida de nuestro gran plan para tener éxito. En una especie de semiconsciencia. A medio camino entre lo que somos y lo que queremos llegar a ser. Porque nos engancha esa sensación de estar apunto de algo grande pero no hacerlo, por…
por Merce Roura - Aprendo tanto de mis errores que he empezado a creer que son aciertos. Me gusta pensar que si camino mucho, mis pies aprenderán a escoger el
Vengo repleta de ilusiones rotas, pero con ganas de emociones nuevas. Llena de deseos inflamables y con mil carpetas por abrir bajo la leyenda “urgencia”. Adoro mis impertinencias, porque algunas de ellas me han llevado a cumbres altas desde donde he podido ver mi pequeñez y mi grandeza… Vengo hambrienta… Vengo viva y esférica, rotunda y deshilachada. Vengo con los cabellos revueltos y los ojos repletos de lágrimas. No llevo puesta la armadura ni el sombrero, nada me cubre de nada.
Que la llamen loca, insensata. Que jaleen sus faltas. Que crean que pierde la conciencia y la cabeza y la señalen con el dedo por temeraria. Que digan que es distinta mientras suelta sus cadenas, aunque sean imaginarias. Que reciba bocados y caras largas, poco le importa... porque es libre. Porque quiere dejar de vivir…
Hay un ritual que se repite semana a semana. Sucede en el mundo real y en el virtual. Todos hemos caído en él y tiene mucho de simpático y agradable… Es casi catártico… Consiste en pasarse la semana esperando a que sea viernes e ir recordándolo sin tregua. Maldecir los lunes con todo tipo de mensajes desesperados y cargados de humor más o menos ácido. Y tiene gracia, la verdad, porque a muchos les ayuda a llevar con filosofía lo que queda de semana… Sin embargo, siempre que lo leo (y es muy a menudo) no puedo evitar pensar en todo lo que subyace en ello y me planteo algo… ¿Y si morimos en lunes? ¿Qué pasa con ese esperar angustiado al fin de semana para ser felices? ¿Y si no llegamos?
Prometo llevar la contraria siempre que sea necesario.
Prometo decir no, cuando crea que no puedo quedarme quieta ante una injusticia o asumir una conducta que no me define.
Prometo decir sí, cuando nadie lo diga…
Prometo un poco de selva verde en un pedazo de asfalto gris y un universo entero contenido en una mirada.
Prometo presentar batalla con mis palabras y la humildad de mis gestos. No achicarme ante las sombras ni esconderme entre mis pliegues ante los problemas cotidianos.
Prometo no contenerme. Vaciarme, expandirme, inundar lo que amo y envolverme de cielo…
Lo queremos controlar todo. Saber hacia dónde nos lleva cada paso que damos, sin apenas notarlo y vivirlo. Somos peces. Damos vueltas a la mismas ideas de siempre. Vivimos en un bucle mental, en una espiral de modorra y rutina. Buscamos respuestas en los libros para liberarnos de nuestras ataduras mentales y, a pesar de…
Está cansado y furioso, aunque no sabe por qué o prefiere no recordarlo. Siempre mira los anuncios de complementos vitamínicos, por si dicen algo que tomar para poder cambiar su vida. Ha probado mil y con ninguno consiguió el efecto esperado. No hay magia en las cápsulas, tan sólo esperanza perdida. Y a él de…
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Y sueño. Lo devoro todo soñando y caminando por todos mis deseos. Cruzo las calles a prisa buscando por las esquinas dioses ocultos bajo caras tristes. Bajo miradas de niño distraído y juegos caprichosos. Busco su luz. Su calor. Su fuerza.
Corre cuando sientas que no puedes, hazlo porque la carrera te traerá las ganas y la fuerza para poder seguir. Cuando notes que todo se acaba, lávate la cara y vuelve a empezar. Eres tú quién decide si tiras la toalla o sigues caminando… No pierdas ese poder.
Piensa qué deseas y qué puedes ofrecer. Encuentra tu talento y descubre cómo puedes potenciarlo. En el fondo, tú ya lo sabes... Busca lo que te hace diferente y único. Y practica sin parar… El mejor en algo es a menudo el que lo ha hecho más veces y ha puesto los cinco sentidos. El…
Estamos acostumbrados a sufrir por encargo o, como siempre pienso, a llorar por adelantado. Llevamos siglos haciendo esa gimnasia macabra de anticiparnos al drama y vivir en nuestros pensamientos miles de calamidades que nunca llegan a existir. Y mientras esperamos que el abismo se nos lleve la vida y el entusiasmo, nos dedicamos a existir…
Si se quiere, casi todo se puede. Todo se alcanza... Todo se inventa. Se acaricia sólo con la intención. Se mira sin abrir los ojos y se suma con el deseo. Se multiplica con el delirio. Se abre de par en par con un rezo. Si se quiere, se puede más de lo que…
Cuando me ignoran, crezco. Y crezco también cuando me miran mal. Cuando me lo ponen difícil, sea por amor o por desidia, doy un salto enorme y me convierto en gigante. Cuando me equivoco, salto al abismo y caigo de pie. No es que crezca, es que incluso me desplazo y subo un peldaño más…
Quiere dejar de vivir sin querer. Fundirse en abrazos. Levantar las baldosas de su alma dormida a toque de baile y de beso. Sentirse las puntas de los dedos y notar como la vida recorre las esquinas de su cuerpo cansado de estar cansado. Quiere bailar con una música que aún no se ha imaginado, ni compuesto. Al ritmo sordo de una caricia, por un camino donde no hay nada a lo que agarrarse más que a las propias ganas de seguir… En un lugar desconocido del que no sabe si se regresa pero en el que no le importaría perderse.
Hemos encumbrado nuevos héroes y heroínas cuyo único superpoder es un físico, en este caso muy discutible desde el punto de vista de la salud, sobre todo, y nos hemos quedado tan tranquilos. No todo vale. No podemos vender muerte por más glamurosa que sea. No podemos decirle a nuestros hijos que si no tienen aspecto de nuñecos vacíos a punto de desfallecer no son hermosos. Debemos decirles que estén sanos y que la salud es belleza. Y sobre todo, que la autoestima es belleza. Que deben ser ellos mismos y tratarse bien. Que comer es básico para vivir y que hay que aprender a hacerlo bien. Que cuando se quieran a ellos mismos irradiarán esa belleza. Que todos tenemos diferencias y que son maravillosas. Y decidir que no nos gustan los modelos imposibles y la belleza sacada del romanticismo cuyo lema era morir joven y dejar un bonito cadáver… Si dejamos de consumir muerte, dejarán de vendernos muerte… Depende de nosotros.
por Merce Roura - Lánzate ya, ahora es el momento, pero no lo hagas sólo para triunfar, hazlo para ser feliz… Sea lo que sea, hazlo porque te transforma. Porque
La vida se concentra en los pequeños detalles. Habita en los peldaños de las escaleras y en los pliegues de las sábanas. Es especialmente caprichosa al contemplar todo lo pequeño, le gusta hacerlo grande, le gusta hacerlo maravilloso para que nos importe, para que tengamos que detener la vista en los detalles y darnos cuenta de que en cada átomo hay un universo por explorar. Y al mismo tiempo, para que sepamos que es efímero, que se gasta, que se acaba, que vuela y desaparece. Tal vez por eso es tan bello… Tal vez por eso la belleza es deliciosa y afrutada, por que se escapa…
Soñar que vuelas. Llegar al final del camino y que no te quede aliento. Dormir notando que duermes. Bailar sin notar que bailas. Acariciar su cabello suave y seguir con la mirada la curva de sus pestañas oscuras en su piel blanca. El vaivén de las olas rozando tus piernas en la playa. La arena caliente de media tarde bajo tus pies y el sol que se retira hasta mañana cuando sabes que habrá más.
Todo lo que le pedimos al mundo es lo que nos pedimos a nosotros mismos. Lo que criticamos al mundo es lo que vemos en nosotros, lo que soñamos tener y creemos que no podremos alcanzar. Lo que detestamos de otros es lo mismo que detestamos en nosotros y no queremos admitir… Las personas que nos rodean son ante nuestros ojos una proyección de nosotros mismos…
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