Teachers have long known that rote memorization can lead to a superficial grasp of material that is quickly forgotten. But new research in the field of neuroscience is starting to shed light on the ways that brains are wired to forget—highlighting the importance of strategies to retain knowledge and make learning stick.
"De acuerdo a los neurobiólogos Blake Richards and Paul Frankland, el objetivo de la memoria no es solo almacenar información con precisión sino también "optimizar la toma de decisiones" en entornos caóticos y muy cambiantes. En este modelo de cognición, el olvido es una estrategia evolutiva, un proceso útil que se ejecuta en el fondo de la memoria, evaluando y descartando información que no promueve la supervivencia de la especie." (Youki Terada, 2017).