En esto de la productividad personal hay algunos malos hábitos de los que parece difícil zafarse. Son de esos de los que se puede decir aquello de “aquel que no haya pecado, que tire la primera piedra”. Uno que siempre encuentro en mis talleres es el de no traducir adecuadamente las cosas que tenemos pendientes a acciones ejecutables. Y es muy relevante porque aquí se encuentra una de las causas fundamentales que llevan a procrastinar, a posponer, a mandar de viaje a dicha tarea pasándola de un día a otro y no encontrarle nunca el momento. Y aunque suelo insistir en que hay que preparar la digestión de “las cosas”, nunca parece suficiente…
Via Buenhabit